-CATEDRAL DE ORENSE-
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(GALICIA - ORENSE)
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Cuenta la leyenda que, en el S VI, el monarca suevo Carriarico teniendo a su hijo enfermo de lepra, ruega ayuda a San Martín de Tours que lo cura de su enfermedad. En agradecimiento, se convierte al cristianismo y manda levantar un templo en su honor, donde hoy se encuentra la catedral de San Martín de Orense. Diversas incursiones musulmanas lo destruyeron , reedificándose entre los S XII y S XIII.
En esta construcción, según José Manuel Pita Andrade en su obra "La construcción de la catedral de Orense" , se advierten tres fases.
En la primera, en tiempos del obispo Don Pedro Seguín (1157 - 1169), se construye el ábside central y, probablemente, los dos laterales que fueron derruidos en el S XVII al dotar al templo de una girola. Esta construcción estorba la visibilidad del ábside, cuyo alero está sostenido por arcos pequeños. Este motivo había de tener resonancia en otras iglesias gallegas (Imagen 1).
La segunda fase corresponde al obispo Don Alfonso (1174 - 1213), que completa los ábsides y levanta el crucero con sus dos puertas de los extremos y dos tramos de la nave central. En esta fase se palpa el influjo compostelano con orientaciones gótico - cistercienses, elaborado con personalidad propia (Imágenes 2, 7 y 3).
En la tercera fase, bajo el obispo Don Lorenzo,(1218 - 1248), se concluye la obra, siguiendo la misma línea ya comenzada. Obra cumbre de este momento es el Pórtico del Paraíso (Imagen 11).
"Planta del templo"
El día que la visitamos (14 de Agosto de 2004) albergaba la exposición "La Ribeira Sacra", por lo que su interior estaba totalmente oculto por los paneles que la delimitaban. Sólo pude fotografiar el cimborrio. Y con permiso del personal de seguridad de la exposición, la original y bella
y el maravilloso"Huida a Egipto"
"Retablo pétreo de Ribas de Sil".
Las otras fotografías del interior son del año 2000.
La puerta septentrional sufrió las consecuencias del asedio a la catedral por el conde de Benavente que en 1471 atacó al conde de Lemos que se había hecho fuerte en su interior. El incendio de esta zona motivó que en 1474 se procediese a la recomposición de la portada románica que actualmente presenta un conjunto heterogéneo, mezcla de románico y gótico (Imagen 3).Posee cuatro arquivoltas. La menor sostenida por jambas molduradas y mochetas esculpidas y las restantes sobre columnas acodilladas con fustes cilíndricos con decoración estriada en espiral las exteriores y estatuas-columnas las que flanquean la puerta. La calidad plástica de las pequeñas figuras, la expresividad de las escenas como la de las estatuas-columnas y la ornamentación del arco menor, de cierto gusto islámico acusan la influencia del taller del Maestro Mateo, siendo posible que las figuras de las columnas hayan salido de él (Imágenes 4, 5 y 6). La presencia gótica se advierte en los ábacos de los capiteles y en las dovelas de la segunda arquivolta que ya no tienen la disposición radial románica y en la decoración del elevado tímpano que completa la portada.
La portada meridional es la mejor lograda. Muestra la mano de un discípulo de la escuela del maestro Mateo, que obra con personalidad propia, inferior a la de su maestro (Imagen 7). Está encajada en un saliente con quitalluvias de arcos decorados. Bajo éste se moldea un arco que cobija la puerta que presenta tres arquivoltas con ornato progresivo en vitalidad. La exterior con baquetón de arquitos; la central con hojas rizadas y un Cristo sedente en la dovela central; la interior con personajes separados por volutas vegetales. En el intradós del arco interior, entre arquitos geminados, se sitúan escenas de cetrería, tema muy original.A modo de mochetas, dos personajes con cartelas se vuelven hacia al exterior, recibiendo al visitante (Imagen 8). Las arquivoltas apean sobre columnas de fuste liso, cuyos capiteles y ábacos están decorados profusamente ,casi siempre con motivos compostelanos. El capitel central de la izquierda presenta un personaje, que pudiera ser el constructor, que mostrando su rodilla parece salir de entre el follaje en actitud que transmite fuerza en el movimiento (Imagen 9). La parte superior de esta fachada aún conserva las almenas que recuerdan su misión defensiva. La torre del reloj, añadida en el S XVI impide la visión de conjunto de esta puerta (Imagen 2).
Traspasando la portada occidental, sumamente alterada por reformas efectuadas en el SXVI, se accede al Pórtico del Paraíso que es la prueba más evidente del alcance que en el tiempo y en el arte logró el Maestro Mateo (Imagen 11). No se conocen datos para fecharlo. Parece consolidarse la creencia de que el obispo Don Lorenzo (1218 - 1248) que dio fin a la obra del templo fue el lo erigió. Está inspirado en el Pórtico de la Gloria de Santiago de Compostela y es uno de los más bellos conjuntos escultóricos de finales del Románico, pero permanece eclipsado por la excepcional obra de Mateo.
La disposición del Pórtico del Paraíso es semejante al compostelano: dos gruesos pilares sirven de apoyo al arco central, reforzado por un parteluz, y a los dos arcos laterales Esta es la base de la representación iconográfica "poco viva" de los Apóstoles en el lado de la Epístola (Imagen 10), de los Profetas en el lado del Evangelio (Imagen 12) y de los veinticuatro ancianos, que tal vez se conservan más animados por la renovación de la policromía que se efectuó en el S XVI.
El crucero se cubre con un cimborrio gótico-renacentista (1499 - 1505) (Imagen 16). Al museo Episcopal, ubicado en la antigua sala capitular, se accede por una puerta románica que en su tímpano interno presenta un Agnus Dei flanqueado por dos ángeles turiferarios. (Imágenes 13 y 15)
En la Catedral podemos contemplar un Cristo románico (Imagen 14 ). Es una talla de madera policromada con emplastecidos de yeso. Clavado en una cruz con yemas en las aristas, brazos horizontales y piernas paralelas. La ligera inclinación de la cabeza, que luce corona de florones, y de la que caen dos mechones de pelo sobre el pecho, así como la flexión de las rodillas denuncia ya los últimos años del SXII. Es otra evidencia de la importancia que debieron alcanzar los imagineros gallegos al calor de los grandes monasterios.
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(Fotografías y texto: Carmen Baena Yerón
Diseño y mantenimiento web: "romanicoaragones.com")
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