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lunes, 23 de septiembre de 2013

Nuestra Señora de Luján




Oración

Querida Virgencita de Lujan, gracias por tu amoroso amor, te doy la bienvenida a mi vida y Corazón, que los que te visiten sean escuchados con tus maternales oídos. Gracias por escuchar las suplicas de todos los que te amamos bien, ayúdanos a superar los momentos difíciles de la vida, guíanos en nuestro camino diario hacia Dios, nuestro amoroso Padre Celestial, y alimenta a diario nuestras almas como dulcemente alimentaste la de tu Hijo Jesús, nuestro Hermano. Te pedimos  tu Maternal Protección que protejas bajo tu manto celeste y blanco a todas las almas del mundo, Que a este mundo convulsionado llegue la tan ansiada Paz. Querida Madre Celestial, tu que en el milagro de Lujan decidiste quedarte en esa Villa para siempre como su Protectora, y hoy que eres la Patrona de toda la Republica Argentina, quédate para siempre en nuestros corazones, llénalos de tu amor, caricias y suavidad Maternal. Bienvenida Madre de Lujan hoy y siempre a nuestras vidas y almas, te lo pedimos por tu Hijo Jesús que con el Padre vive y reina en unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amen.
Autor: Javier Ils





Imagen Actual de Nuestra Señora de Luján


Historia de Nuestra Señora de Luján



Desde Brasil proceden a hacer el envío ya que dos tallas de Maria fueron encargadas a un Escultor de ese país vecino.
El Escultor cumplió el encargo y envió dos imágenes acondicionadas en sendos cajoncitos: una de la Inmaculada y otra de la Madre de Dios de Sumampa. La carreta que las transportaba acampó después de dos días de marcha, cerca del río Luján, al norte de la actual ciudad de Pilar. A la mañana siguiente, al querer reanudar la marcha, los bueyes no fueron capaces de poner en movimiento la carreta, a pesar de los esfuerzos. Tras muchos intentos los bueyes sólo arrancaron cuando fue quitada de la carga una de las cajas, que contenía la imagen de la Purísima y Limpia Concepción de María.

Los viajeros percibieron que era un aviso del cielo y acataron la voluntad de la Virgen de ser venerada en ese lugar. La condujeron a la vivienda más cercana: la casa de la familia de Don Rosendo; entronizándola en un humilde oratorio; confiando su cuidado al Negro Manuel, quien cumplió su cometido, hasta su muerte (1685), el que fue enterrado a los pies de su "Señora Ama" como él llamaba a la Virgen.

Al enterarse del milagroso suceso muchos fueron los que acudieron a venerar la imagen.

Por el año 1674 la Señora Ana de Matos, viuda de Siqueyras, traslada la imagen a su estancia. En 1677 se inician los trabajos de un templo, en un terreno que donó la Señora de Matos. Fue inaugurado el 8 de diciembre de 1685. Alrededor del Santuario, las gentes comenzaron a edificar casas, surgiendo así una pequeña aldea que se llamó "Pueblo de Nuestra Señora de Luján". En 1730 fue declarada Parroquia.

En 1754 se construye un nuevo templo, terminado en 1763 y se traslada la imagen al nuevo templo.

En 1872 los Padres Lazaristas tomaron a su cargo el Santuario. En 1875, uno de ellos, Jorge María Salvaire, a punto de perecer en manos de los indios de Namuncurá en las Salinas Grandes, y ante el peligro, recurre al Señor y a la Virgen de Luján, haciendo votos de levantarle un gran templo, propagar su culto y dar a conocer su historia.

Fruto de esa promesa tenemos hoy el libro con su historia y la magnífica Basílica. Comenzada el 1890 y concluida en 1930.

La imagen fue coronada el 8 de mayo de 1887 por Monseñor Federico Aneiros, arzobispo de Buenos Aires. (Dicha corona había sido bendecida por el Papa León XIII el 30 de septiembre de 1886).
Decidido el Padre Salvaire a lograr la Coronación de la Virgen, buscó los medios que hicieran posible ese sueño. Dándoles preferencia a las damas de Buenos Aires y de Luján para que donaran sus joyas, las obtuvo de ellas sin titubeos, metal precioso que se empleó en la confección de la Corona. Teniendo ya la materia prima para la Corona, entrevistó a obispos de distintas diócesis para que le concedieran las respectivas credenciales y así poder acceder a un encuentro con el Papa León XIII. Satisfecho con los resultados de su gestión, parte rumbo a Europa. En París encuentra a un excelente orfebre para que realice la obra de arte. Con la Corona en sus manos, Salvaire viajó a Roma, y haciendo valer las credenciales de las diócesis y las razones para entrevistarlo, solicita la correspondiente audiencia a Su Santidad el Papa León XIII. El 30 de septiembre de 1886, el Santo Padre le concede la audiencia. El Padre Salvaire, en la entrevista, se refiere repetidamente a la Virgen de Luján, explicando al Santo Padre, en detalle, la admiración y devoción de todo el pueblo argentino para con Ella. El Papa ya estaba enterado de todo lo que ocurría en la Argentina y la devoción de su pueblo para con la Virgen de Luján.
Tomó la Corona entre sus manos y asombrado por su belleza, en ese mismo momento la bendijo.
Salvaire obtuvo a continuación la debida autorización del Papa para que el Arzobispo de Buenos Aires, monseñor Federico Aneiros, coronara a la Virgen en su nombre.

La Virgen de Luján es la primera en América a la que se la ha concedido los honores de la Corona Pontificia.
En el Boletín Oficial del 17 de marzo de 1998 se publicó el Decreto N° 283 por el cual el Poder Ejecutivo Nacional declara Monumento Histórico a la Basílica de Nuestra Señora de Luján, en la Provincia de Buenos Aires - República Argentina.

Descripción de la Imagen:

¿Cómo es la imagen de la Virgen de Luján?
La imagen original de María, la que se detuvo en la carreta en 1630, fue cubierta luego por el Manto celeste y blanco que todos conocemos.
De Ella sólo asoma Su Rostro y Sus manos en oración, mientras su cuerpo permanece oculto a quienes la veneramos, pero la imagen original, la que está así cubierta, es una hermosa imagen de terracota que representa a la Inmaculada Concepción.








Imagen Original de Nuestra Señora de Luján


El sabio misionero Jorge María Salvaire realiza una minuciosa descripción que data de 1885: “La imagen de Nuestra Señora de Luján es pequeña en altura: mide unos cuarenta centímetros de alto. Sus facciones son menudas, pero bien proporcionadas. El rostro es óvalo. El semblante modesto, grave y al mismo tiempo dulcemente risueño, conciliando a la vez benevolencia con su irresistible atractivo, y respeto con majestad de Reina y gran Señora. La frente es espaciosa; los ojos grandes, claros y azules; la cejas negras y arqueadas; la nariz algo aguileña, la boca pequeña y recogida, los labios iguales y encarnados cual rosa, las mejillas sonrosadas. Mira un tanto hacia la derecha. El color del rostro aunque muy agraciado, es un tanto amorenado. Tiene sus delicadas manos, asimismo bien formadas, juntas y arrimadas al pecho, en ademán o movimiento de quien humildemente ora. El ropaje de la talla se compone de un manto de color azul, hoy muy amortiguado, sembrado de estrellas blancas; debajo de dicho manto aparece una túnica de color encarnado, aunque en el día igualmente muy amortiguado. Los pies de la Santa Imagen descansan sobre unas nubes, desde las cuales emerge la media luna, que tradicionalmente se pone debajo de las plantas de la Virgen Inmaculada, y luego como jugueteando inocentemente entre aquellas nubes, descuellan cuatro graciosas cabecitas de querubines, con sus pequeñas alas desplegadas de color ígneo. Finalmente, diremos que la materia con que ha sido fabricada la Santa Imagen es de arcilla cocida. En resumidas cuentas, no es, debemos confesarlo, la antigua Imagen de nuestra Señora de Luján, una obra de arte; en cuanto a la materia, nada apreciable es, y por lo que mira a la hechura, no se puede, a la verdad , mentar entre las Imágenes notables. Preciosa es empero, sobre toda ponderación, por los innumerables y admirables portentos que, por su intercesión, obró incesantemente la divina misericordia, por los piadosos recuerdos que su sola vista despierta, y por la veneración tan entrañable que le profesaron nuestros padres.
Entre las nubes: descuellan cuatro graciosas cabecitas de querubes, con sus pequeñas alas desplegadas, de color ígneo.



Fecha de conmemoración: 8 de mayo
Aniversario de su coronación: 8 de mayo de 1887

Fuente: Santuario Nacional Nuestra Señora de Luján - Argentina

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jueves, 19 de septiembre de 2013

‘La Iglesia no tiene miedo a la Verdad’


 CRISTO ES EL «AO» ETERNO Y TOTAL.Ap 22, 12-14. 16-17. 20
Señor, soy hija de la IglesiaSanta Teresa de Jesús - antes de morir.

‘Sin Mí no podéis hacer nada’ (San Juan 15, 5)
"Muchos, por presunción, imaginan que van a transformar el mundo con sus fuerzas; pero pronto, en su misma vida y en las de los demás, ven la inconsistencia de sus propósitos. Para vibrar, para ser fermento, es necesaria la unión con Cristo. La fuerza interior que nos impulsa al apostolado nace del amor al Señor. De aquí la necesidad urgente de alimentar ese amor continuamente mediante la oración personal, y la recepción frecuente - sin rutina - de los sacramentos. “Tu apostolado debe ser una superabundancia de tu vida interior” (San J. Escrivá de Balaguer, Camino 961). La Virgen María, Reina de los Apóstoles, sea nuestro modelo para ser levadura y transformar el mundo.
‘La Iglesia no tiene miedo a la Verdad’ 
[La Iglesia] "...no tiene miedo a la verdad que emerge de la historia y está dispuesta a reconocer equivocaciones allí donde se han verificado, sobre todo cuando se trata del respeto debido a las personas y a las comunidades. Pero es propensa a desconfiar de los juicios generalizados de absolución o de condena respecto a las diversas épocas históricas. Confía la investigación sobre el pasado a la paciente y honesta reconstrucción científica, libre de prejuicios de tipo confesional o ideológico, tanto por lo que respecta a las atribuciones de culpa que se le hacen como respecto a los daños que ella ha padecido".
Juan Pablo PP II, discurso del 01 de Septiembre 1999
Católico: ‘Que no te amedrenten los que se dan aires de hombres dignos de todo crédito y enseñan doctrinas extrañas a la fe. Por tu parte, mantente firme como un yunque golpeado por el martillo. Es propio de un grande atleta el ser desollado y, sin embargo, vencer. Pues ¡cuánto más hemos de soportarlo todo nosotros por Dios, a fin de que también él nos soporte a nosotros! Sé todavía más diligente de lo que eres. Date cabal cuenta de los tiempos. Aguarda al que está por encima del tiempo, al intemporal, al invisible, que por nosotros se hizo visible; al impalpable, al impasible, que por nosotros se hizo pasible; al que en todas las formas posibles sufrió por nosotros.’ Iglesia Católica año 30-35/107 ca. San Ignacio de Antioquia - Carta a San Policarpo de Esmirna 1,1 -4, 3; Ignacio, por sobrenombre Teóforo, es decir, Portador de Dios, a Policarpo, obispo de la Iglesia de Esmirna.


Oh Señor: “No permitas que seamos perturbados por ningún peligro, tú que nos has afianzado sobre la roca de la fe apostólica”.

Sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. A S. S. Francisco Pontifex Papa, Obispo de Roma: ‘conocereisdeverdad.org’ le expresa publicamente sus sentimientos cotidianos de obediencia y amor. Tú eres Pedro. Tu es Petrus, et super hanc petram ædificábo Ecclésiam meam, et portæ ínferi non prævalébunt advérsus eam, et tibi dabo claves regni cælórum. Mt 16, 18-19 - You are Peter, and upon this rock I will build my Church, and the gates of the netherworld shall not prevail against it. I will give you the keys to the kingdom of heaven.  Tu sei Pietro e su questa pietra edificherò la mia Chiesa e le potenze degli inferi non prevarranno su di essa. A te darò le chiavi del regno dei cieli.

“La Luz del amor de Dios debe difundirse con alegría” Benedicto PP. XVI

 
La doctrina católica está contenida en el catecismo y el católico sintoniza, está y vive de acuerdo con ella. No haga consultas a cualquiera, vaya a las fuentes. Ésta es la fe de los católicos: así enseña el Señor: ¡El que esté sin pecado, que tire la primera piedra. (cf. Jn 8,7) A la luz de la fe no hay sólo «puros» o sólo «corruptos»: la condición humana y sus contradicciones nos unen a todos. Sólo el Padre es perfección absoluta-total. Al ser todos pecadores -siete veces al día-, pedimos los cristianos perdón. La petición de perdón y el don del perdón, igualmente debido. 
Consulte www.vatican.va/archive/catechism_sp/index_sp.html

Si quieres aprender lo que la Iglesia Católica realmente enseña, consulta siempre el Catecismo de la Iglesia Católica: sólo allí está indefectible la Doctrina oficial de la Iglesia, ella emana de la Autoridad Apostólica. Los demás comentarios –los nuestros incluidos- son datos y pareceres. Con dolor se constatan arrogantes casos en el internet; son a veces más artificios para la verborrea, moño de presuntuosidad o altanería, que un acto de sumisión al servicio catequético de la Iglesia. La humildad pasa por poner luz, serenamente como hermanos, porque hemos sidos perdonados, como lo recuerda Benedicto XVI, con la misma sangre de nuestro Salvador, Cristo Jesús. Así lo creemos y así lo decimos. 
www.conocereisdeverdad.org


Compendio de Apologética Católica es un nuevo libro publicado por ApologeticaCatolica.org dedicado a la defensa de la fe católica, en el cual se analizan las más frecuentes objeciones protestantes.

“Tenéis que saber qué es lo qué creéis. Tenéis que conocer vuestra fe de forma tan precisa como un especialista en informática conoce el sistema operativo de su ordenador, como un buen músico conoce su pieza musical. Sí, tenéis que estar más profundamente enraizados en la fe que la generación de vuestros padres para poder enfrentaros a los retos y tentaciones de este tiempo con fuerza y decisión…Por eso os pido: ¡estudiad el Catecismo con pasión y constancia”! – VIII. MMXI - Papa Benedicto XVI
Un católico se define por tres cosas: Doctrina ortodoxa, culto divino y piedad tradicionales, y sujeción a los pastores legítimos. 
Y sabe que fallar en alguno de estos aspectos lo expulsa de la Iglesia, y por tanto, lo pone en serio peligro de condenarse. Lo malo es que muchos de nuestros contemporáneos que dicen "sentirse" más o menos católicos realmente viven de otra religión, para la cual los aspectos antes mencionados no tienen ninguna importancia, siendo sustituídos por criterios ideológico-socio-políticos perfectamente ajenos sino contrarios a la Fe católica. Ya va siendo hora de explicarles con claridad y caridad que no son católicos.
Redescubrir los contenidos de la fe profesada, celebrada, vivida y rezada [15], y reflexionar sobre el mismo acto con el que se cree, es un compromiso que todo creyente debe de hacer propio, sobre todo en este Año. No por casualidad, los cristianos en los primeros siglos estaban obligados a aprender de memoria el Credo. Esto les servía como oración cotidiana para no olvidar el compromiso asumido con el bautismo. San Agustín lo recuerda con unas palabras de profundo significado, cuando en un sermón sobre la redditio symboli, la entrega del Credo, dice: «El símbolo del sacrosanto misterio que recibisteis todos a la vez y que hoy habéis recitado uno a uno, no es otra cosa que las palabras en las que se apoya sólidamente la fe de la Iglesia, nuestra madre, sobre la base inconmovible que es Cristo el Señor. […] Recibisteis y recitasteis algo que debéis retener siempre en vuestra mente y corazón y repetir en vuestro lecho; algo sobre lo que tenéis que pensar cuando estáis en la calle y que no debéis olvidar ni cuando coméis, de forma que, incluso cuando dormís corporalmente, vigiléis con el corazón»[16].
[15] Cf. Juan Pablo II, Const. ap. Fidei depositum (11 octubre 1992): AAS 86 (1994), 116.
[16] Sermo 215, 1.
 
Son muchos los que se sienten atraídos por la figura de Cristo y desean conocerlo mejor. 
Perciben que Él es la respuesta a muchas de sus inquietudes personales. Pero, ¿quién es Él realmente? ¿Cómo es posible que alguien que ha vivido sobre la tierra hace tantos años tenga algo que ver conmigo hoy? Queridos jóvenes, hoy Cristo se dirige a vosotros con la misma pregunta que hizo a los apóstoles: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» Respondedle con generosidad y valentía. Decidle: Jesús, yo sé que Tú eres el Hijo de Dios que has dado tu vida por mí. Quiero seguirte con fidelidad y dejarme guiar por tu palabra. Tú me conoces y me amas. Yo me fío de ti y pongo mi vida entera en tus manos. Quiero que seas la fuerza que me sostenga, la alegría que nunca me abandone. Queridos jóvenes, permitidme que, como sucesor de Pedro, os invite a fortalecer esta fe, a poner a Cristo, el Hijo de Dios, en el centro de vuestra vida. Pero permitidme también que os recuerde que seguir a Jesús en la fe es caminar con Él en la comunión de la Iglesia. No se puede seguir a Jesús en solitario. Quien cede a la tentación de ir por su cuenta, o de vivir la fe según la mentalidad individualista, que predomina en la sociedad, corre el riesgo de no encontrar nunca a Jesucristo, o de acabar siguiendo una imagen falsa de Él. Para el crecimiento de vuestra amistad con Cristo es fundamental reconocer la importancia de vuestra gozosa inserción en las parroquias, comunidades y movimientos, así como la participación en la Eucaristía de cada domingo, la recepción frecuente del sacramento del Perdón, y el cultivo de la oración y meditación de la Palabra de Dios. De esta amistad con Jesús nacerá también el impulso que lleva a dar testimonio de la fe en los más diversos ambientes, incluso allí donde hay rechazo o indiferencia. No se puede encontrar a Cristo y no darlo a conocer a los demás. Por tanto, no os guardéis a Cristo para vosotros mismos. Comunicad a los demás la alegría de vuestra fe. El mundo necesita el testimonio de vuestra fe, necesita ciertamente a Dios.
Benedicto XVI, Homilía Misa de la XXVI Jornada Mundial de la Juventud. Madrid (2011)
Temas de Apologética Católica


“La Iglesia es intolerante en los principios porque cree; pero es tolerante en la práctica porque ama.
Los enemigos de la Iglesia son tolerantes en los principios porque no creen; pero son intolerantes en la práctica porque no aman”. [R.P. Reginald Garrigou-Lagrnage O.P.]
"Que nadie os quite la paz. No os avergoncéis de Cristo" - conocereisdeverdad.org Apologética Católica

«Seguir a Jesús es caminar con la Iglesia» Evangelio según San Mateo 16,13-20.Apología cristiana católica

El mayor enemigo de la fe, no es la malicia, sino la ignorancia. Católico: defiende tu fe - conoce tu fe
El mensaje de Benedicto XVI para la Jornada mundial de la paz del 1 de enero de 2013 es:
BIENAVENTURADOS LOS QUE TRABAJAN POR LA PAZ

La fraternidad, fundamento y camino para la paz”. Éste es el tema de la 47ª Jornada Mundial de la Paz el 01.01.2014, la primera del Papa Francisco.

 «Duc in altum» (Lc 5,4) dijo Cristo al apóstol Pedro en el Mar de Galilea. Jesús, después de haber hablado a la muchedumbre desde la barca de Simón, invitó al Apóstol a remar mar adentro para pescar: Duc in altum (Lc 5, 4). Pedro y los primeros compañeros confiaron en la palabra de Cristo y echaron las redes. Y habiéndolo hecho, recogieron una cantidad enorme de peces (Lc 5, 6). ¡Duc in altum! Esta palabra resuena también hoy para nosotros y nos invita a recordar con gratitud el pasado, a vivir con pasión el presente y a abrirnos con confianza al futuro: Jesucristo es el mismo, ayer, hoy y siempre (Hb 13, 8).

“Los astros brillan alegres para su Hacedor; los cielos proclaman su gloria; la naturaleza festeja la grandeza de Dios; quiero adorar tu majestad sobre el cielo y bajo la tierra” Oh estrellas, tierra y mar, unidos en un solo himno y unánimamente y en señal de agradecimiento, canten la incomprensible misericordia de Dios. “Hacer de todos los hombres una sola familia que se reconoce unida en el único Padre común, y que cultiva con su trabajo y respeto todo lo que Él nos ha dado en la Creación” Benedicto PP. XVI - Agosto MMXI - Everlasting Father, all the world bows down before you. Holy, is the Lord God of angel hosts! The heavens and the earth are filled with your majesty and glory. O eterno Padre, tutta la terra ti adora. Santo il Signore Dio dell’universo. I cieli e la terra sono pieni della tua gloria.
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procedencia del monaquismo cristiano antes del Islam – Siria o Egipto, primera mitad del 500ca. ‘Cristo pantocreator’ en marfil 21,5 x 11,4cmts. Paris - France

Como afirma Robert Spencer: «Dado que la carrera profética de Mahoma estuvo profundamente marcada por la sangre y la guerra, no debería sorprender que el Corán, el libro sagrado que legó al mundo el profeta del Islam, sea igualmente violento e intransigente. Efectivamente, esto es así: el Corán es el único de los textos sagrados que da consejos a sus adeptos para que hagan la guerra contra los no creyentes» (Guía políticamente incorrecta del Islam (y de las Cruzadas)¸ Ciudadela Libros, Madrid, 2007, p.43).
Recomendamos vivamente porque es un pequeño libro imperdible
No hay concesión alguna a la conjetura, a la confusión o a la demagogia. Contra la memoria histérica, verdad histórica:
“ARISTÓTELES Y EL ISLAM. LAS RAÍCES GRIEGAS DE LA EUROPA CRISTIANA” –
Autor: Sylvain Gouguenheim – Editorial GREDOS S.A. Esp.

Los textos de Platón, Aristóteles, Hipócrates y Euclides fueron escritos en lengua griega, al igual que los Evangelios.Ambos tesoros culturales, de interés subsidiario para los centros de saber musulmán, en ningún momento se perdieron ni fueron olvidados en el seno de Europa durante la Edad Media. Fue, justamente, gracias al trabajo e interés de individuos, comunidades e instituciones del ámbito cultural cristiano (o al menos no musulmán) que pudieron ser traducidos primeramente al siríaco y más tarde directamente al latín. En ningún momento, pues, llegó a perderse el vínculo y el hilo conductor de las dos principales fuentes espirituales de Occidente: la cultura griega, ampliada por la aportación romana, y la religión cristiana. En el siglo VII, tras la caída del Imperio romano y el casi inicio del expansionismo islámico, tiene lugar una fuerte oleada de inmigración de griegos y gentes del Próximo Oriente que huían de las invasiones musulmanas: «Así pues, cada avance árabe provocó una emigración, la huida de un sector de las élites.» (pág. 33).
De hecho, los árabes musulmanes nunca aprendieron griego, incluso Al-Farabi, Avicena o Averroes lo ignoraban: tal vez no consideraban útil aprender dicha lengua. “Hay que darse cuenta de que ninguno de los sabios del Islam tuvo nunca acceso a los textos antiguos originales, pues todos sus trabajos se efectuaron a partir de traducciones”. (R.Le Coz, Les Médecins nestoriens, op.cit.,pág.90).
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El arte y patrimonio de la humanidad, a disposición de todos:
La Capilla Sixtina puede visitarse en:

La Basílica de San Pedro puede visitarse en:
Un repaso a los orígenes y a la construcción de la basílica de San Pedro desde cualquier ordenador del mundo.

La Basílica de San Pablo Extramuros puede visitarse en:

La Basílica de San Juan de Letrán puede visitarse en:
La Basílica de Santa María La Mayor puede visitarse en:

 
Jesús en vos confío - La Hora de la Misericordia; a las Tres de la Tarde (recuérdalo).
Oraciones - "Expiraste, Jesús, pero la fuente de vida brotó inmensamente para las almas, y el océano de Misericordia se abrió por todo el mundo. O fuente de Vida, Oh Misericordia Infinita, abarca el mundo entero y derrámate sobre nosotros".
"Oh Sangre y Agua, que brotaste del Corazón de Jesús como una Fuente de Misericordia para nosotros, en Vos confío".

 
Sor Santa María Faustina Kowalska, festividad 5 octubre

Según el diario de Santa María Faustina Kowalska. - "Yo te recuerdo hija mía que tan pronto como suene el reloj a las tres de la tarde, te sumerjas completamente en mi Misericordia, adorándola y glorificándola; invoca su omnipotencia para todo el mundo, y particularmente para los pobres pecadores; porque en ese momento la Misericordia se abrió ampliamente para cada alma".
"A la hora de las tres imploren Mi misericordia, especialmente por los pecadores; y aunque sea por un brevísimo momento, sumérgete en Mi Pasión, especialmente en MI desamparo en momento de agonía. Esta es la hora de gran misericordia para el mundo entero. Te permitiré entrar dentro de Mi tristeza mortal. En esta hora, no le rehusare nada al alma que me lo pida por los méritos de Mi Pasión".


Cristo llamando a San Pedro y San Andrés (y los tres morirán crucificados: Cristo crucificado con cruz commissa o cruz immissa; Pedro crucificado con cruz invertida o cruz cabeza abajo; Andrés crucificado con cruz en aspas). Miniatura iluminada Maestro de Gerona?, Bologna, Italia, tardío 1200ca .

Vox fidei - Decía San Agustín: «¿Titubeará la Iglesia si titubea su fundamento, pero podrá quizá Cristo titubear? Visto que Cristo no titubea, la Iglesia permanecerá intacta hasta el fin de los tiempos» («Enarrationes in Psalmos», 103,2,5; PL, 37, 1353.) Así es… y llevamos más de dos mil años de historia †


sábado, 14 de septiembre de 2013

La Liturgia de las Horas de ayer a hoy


La Liturgia de las Horas de ayer a hoy



«En diversas regiones se estableció la costumbre de destinar algunos tiempos especiales a la oración común» (OGLH 1).

Como hemos visto, tanto el Señor como las comunidades cristianas formadas por los apóstoles, santificaron con la oración privada o comunitaria las horas más significativas de la jornada: al levantarse, al mediodía, al caer la tarde, durante la noche. La Iglesia primera, continuando en líneas generales las costumbres orantes de Israel, quiso dar cumplimiento a la norma de Jesús: «Es necesario orar siempre» (Lc 18,1). Primero en las casas, después en las iglesias catedrales, parroquiales o monásticas, se irán formando en la Iglesia al paso de los siglos tradiciones de oración comunitaria cotidiana, y se configurará así la estructura de la Liturgia de las Horas.

1. Los primeros testimonios (ss. I-III)

Los documentos históricos de los primeros siglos cristianos ofrecen muy poca información sobre el Oficio Divino. Conocemos la indicación de la Didaché VIII,3 alusiva al rezo del Padrenuestro tres veces al día. Plinio el Joven, en una carta a Trajano (a. 112), habla de la reunión matinal que los cristianos celebran para cantar a Cristo como a un dios. San Clemente Romano (+ c. 100) hace referencia a los tiempos y las horas establecidos para hacer lo que mandó el Señor: las oblaciones y los oficios sagrados (Ad Cor 40,1).

En todo caso, sabemos que los primeros cristianos, a ciertas horas de la jornada, se reunían a orar, o se dedicaban a la oración en privado, como ya vimos. Ya en los comienzos del siglo III hallamos noticias más concretas.

a) Clemente de Alejandría (+215).-Este autor es el primero en mencionar, junto a un oficio matutino, que parece comunitario, unas Horas de oración privada, tercia, sexta y nona, que equivalen a nuestras 9, 12 y 15 horas (tres Horas, separadas una de otra por tres horas)Y al sugerir el por qué de estos momentos, parece pensar más en la Epifanía del Señor -su manifestación- que en la Resurrección.
«Puesto que el oriente significa el nacimiento del sol y allí comienza la luz que brota de las tinieblas, imagen de la ignorancia, el día representa el conocimiento de la verdad. Por eso, al salir el sol, se tienen las preces matinales... Algunos también dedican a la plegaria una horas fijas y determinadas, como tercia, sexta y nona, de forma que el gnóstico (=iniciado) puede orar durante toda su vida, en coloquio con Dios por medio de la plegaria. Ellos saben que esta triple división de las ho ras, que siempre son santificadas por la oración, recuerda a la Santa Trinidad» (Stromm. 7,7).

b) Tertuliano (+220).-Su valioso testimonio relaciona por primera vez las horas de tercia, sexta y nona con episodios de la Sagrada Escritura. Menciona la vigilia, y se refiere a las oraciones del comienzo del día y de la noche como a horas legitimae, es decir, establecidas, instituidas en la comunidad eclesial.
«Respecto del tiempo, no has de considerar inútil la observancia de algunas horas más, a las que llamo comunes, que señalan los momentos en que se reparte el día: la tercia, la sexta y la nona, que en la Sagrada Escritura hallas destacadas con mayor solemnidad. En la hora de tercia fue infundido por primera vez el Espíritu Santo a los Apóstoles cuando estaban reunidos [Hch 2,15]. A la hora de sexta subió Pedro al terrado para orar el día que experimentó la visión de la universalidad de la comunidad en aquel lienzo [10,9]. A la hora de nona el mismo Pedro subía con Juan al templo cuando curó al paralítico [3,1]. De suyo no existe precepto alguno que mande observar estas horas; sin embargo, es bueno pensar que en la recomendación de orar se presupone una cierta urgencia, y que, como si fuera una ley, nos apartemos de los negocios y nos dediquemos de cuando en cuando a orar. Lo mismo hacía Daniel, según leemos [Dan 6,10], observando las normas de Israel; lo mismo debemos hacer nosotros, servidores del Dios Trino, a quien debemos adorar por lo menos tres veces al día: al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Exceptuamos naturalmente las oraciones mandadas por la ley (legitimae) que, por encima de cualquier recomendación, debemos observar: al salir el sol y al caer la tarde» (De oratione 25). Por otra parte, «¿quién se habría de apartar en las celebraciones nocturnas, cuando las hay?» (De uxorem 2,4).

c) San Hipólito de Roma (+235).-En su preciosa obra, la Traditio Apostolica, este presbítero romano, amigo de la tradición de la Iglesia, recopila las principales normas o costumbres, para que los obispos, especialmente, las conozcan y fomenten. Leyendo los capítulos 25, 35 y 41, se ve que el autor conoce, como Tertuliano, seis Horas de oración: matutina, tercia, sexta, nona, vespertina y vigilar. Y es muy significativo el modo como entiende el significado de cada una en clave cristológica. El rezo de las Horas es un modo de unirse a la oración de Cristo, haciendo la memoria de su pasión y de su resurrección. Las Horas litúrgicas quedan así unidas profundamente al sacrificio eucarístico.
«Si te encuentras en casa, haz oración al llegar la hora tercia, y bendice al Señor. Si estás en otro lugar, ora en tu corazón en este momento a Dios, pues en esta hora fue contemplado Cristo clavado en el madero [Mc 15,25]... Ora igualmente al llegar la hora sexta. Cuando Cristo fue clavado en la cruz, el día se dividió en dos y sobrevinieron grandes tinieblas. Hay que orar en esta hora con oración intensa, imitando su voz [la de Jesús] que oraba, mientras la creación se ensombrecía a causa de la incredulidad de los judíos [Mt 27,45; Mc 15,33; Lc 23,44-45]... Hay que hacer también una gran plegaria y una gran bendición en la hora nona, para imitar la forma como el alma de los justos alaba a Dios. En esta hora, del costado abierto de Cristo brotó agua y sangre, iluminándose el día hasta las vísperas [Jn 19,33-37] (Trad. Ap. 41). De este modo, «todos vosotros que sois fieles, haciendo esto y acordándoos de ello, instruyéndoos mutuamente y dando buen ejemplo a los catecúmenos, no podréis ser tentados y no os perderéis, pues constantemente os acordáis de Cristo» (ib. 35).

d) San Cipriano (+258).-Este gran Padre africano explica también la significación de las Horas aludiendo al ejemplo de los Apóstoles y a las horas de la pasión de Jesús.Refiriéndose a las horas de tercia, sexta y nona, considera que «la Trinidad es enumerada de forma perfecta por las tres ternas. Estos espacios de horas determinados por los adoradores de Dios espiritualmente, revelaban la invitación a la oración en tiempos establecidos y determinados (statutis et legitimis temporibus)» (De oratione dominica 34). En cuanto a las Horas matutina y vespertina, san Cipriano las relaciona explícitamente con la resurrección del Señor y con la imagen de Cristo, sol sin ocaso:
«Por la mañana se debe orar, para celebrar con la plegaria la resurrección del Señor... Al ponerse el sol y terminar el día, de nuevo es necesario orar. Puesto que Cristo es el sol indeclinable y el día verdadero, al faltarnos la luz y el día naturales, oramos y pedimos que de nuevo la luz venga sobre nosotros. En realidad, pedimos que venga Cristo, portador de la luz eterna» (ib.).

Los documentos aportados, nos dan una idea bastante exacta de cómo la Iglesia primitiva vivió espiritualmente y entendió teológicamente el sentido de las Horas litúrgicas.

2. El Oficio catedral y monástico (ss. IV-V)

Cesadas las persecuciones con el emperador Constantino, la Iglesia inicia una época nueva, en la que se organizan mejor las circunscripciones eclesiásticas, se desarrolla la catequesis, se celebran Concilios de gran importancia, y bajo la responsabilidad de los obispos se perfecciona notablemente la vida litúrgica. En estos siglos es cuando el Oficio Divino irá cobrando la madurez de su estructura propia. Son los años del monacato naciente, y por eso van a configurarse en la ordenación de la plegaria comunitaria por un lado el modo eclesial -catedral y parroquial-, y por otro lado el modo monástico, aunque finalmente el influjo de éste será decisivo.

a) El Oficio catedral.-Se centra sobre todo en las celebraciones de la mañana y de la tarde, es decir, los laudes y las vísperas. Eran acciones litúrgicas, presididas por el obispo o el presbítero, con asistencia del clero y con la participación de la comunidad local. San Ambrosio, San Agustín, San Hilario, el Concilio I de Toledo, y otros, mencionan este tipo de oficios sagrados. En cuanto a la composición de los mismos, se puede decir que eran conformes a la norma del Apóstol: «Recitad entre vosotros salmos, himnos y cánticos inspirados» (Ef 5,19).

b) El Oficio en las comunidades monásticas.-Desde su inicio, el monacato buscó la perfección evangélica en la dedicación de gran parte de la jornada a la plegaria; pero no sólo a la oración privada, sino a una plegaria organizada y distribuída en ciertas horas del día y de la noche. Las Reglas monásticas establecen con detalle la distribución y el contenido de las Horas, dando así lugar a Oficios propios. En ellas suele darse una tendencia a ampliar el tiempo del Oficio Divino, aumentando sobre todo el número de los salmos.

El Oficio monástico, junto a las horas legítimas, los laudes y las vísperas, comprendía tercia, sexta y nona, a las que pronto se añadieron prima, completas y también las vigilias, como celebración nocturna cotidiana. La cuidadosa distribución del cursus de los salmos es quizá la aportación más original y variada. El Salterio completo, según los lugares, venía a rezarse en dos semanas, en una semana, o incluso en un día.

San Benito (480-547), en la Regula Monasteriorum, distribuye el Salterio en una semana, e introduce el uso de los himnos, provenientes de la liturgia ambrosiana. Su ordenación del Oficio, con la gran difusión de la Orden Benedictina por toda Europa, y dado que no pocos monjes fueron hechos obispos, influyó notablemente en la configuración del Oficio en las comunidades eclesiales. Este influjo traerá también consigo la obligatoriedad de celebrarlo por clérigos y por corporaciones al modo monástico. Téngase también en cuenta que del mismo Oficio monástico participaban una multitud de cristianos piadosos que, viviendo como verdaderos monjes, residían junto a los monasterios.

3. El Oficio completo, cotidiano y solemne (ss. VI-IX)

Es en estos siglos cuando cristalizan los intentos anteriores de estructuración de la Liturgia de las Horas. El Oficio Divino es la oración de la iglesia local, clero y pueblo; aún no ha nacido la recitación privada, ni se concibe la abreviación de las Horas. Cuando todavía no se ha generalizado la celebración diaria de la eucaristía -aunque en Témporas y Cuaresma, se celebraba los miércoles, viernes y sábados-, las horas del Oficio llenan los días feriales, con modos diversos según las distintas iglesias particulares.
En esta época es cuando en catedrales y monasterios el canto salmódico y la música litúrgica alcanzan altas cimas. Y es también entonces cuando se produce una gran creatividad de elementos no bíblicos del Oficio: antífonas, himnos, responsorios, colectas. Es la época en que el Oficio Romano, y la obligación de celebrarlo en las iglesias por el clero, se va extendiendo en toda Europa.
Puede decirse que éste Oficio romano-benedictino es el que va a durar hasta la reforma del Papa san Pío X.

4. La privatización del Oficio (ss. X-XV)

La celebración completa, diaria y solemne del Oficio, impuesta por la ley carolingia a todas las iglesias, apenas era posible para el clero dedicado a la cura de almas, y a veces disperso por pueblos y aldeas. Por otra parte, el Oficio romano, originalmente tan sobrio y bello, se fue adornando más y más con la exuberancia de los influjos germánicos y galicanos, hasta el punto de que su celebración solemne en coro requería siete libros diferentes. Todo esto trajo consigo, desde el siglo X, intentos diversos de reducir la extensión del Oficio, y de limitar la obligación de su celebración solemne y comunitaria.

La solución al problema vendría de una serie de pequeños hechos. En la capilla del palacio del Papa, sus colaboradores usaban una abreviación de los libros litúrgicos empleados en la basílica de Letrán. Un siglo después, Inocencio III codificó esta adaptaciones en el Breviario de la Curia Romana. Poco después, hacia el año 1230, los franciscanos, dada la movilidad frecuente de su vida, adoptaron este Oficio, y con la gran difusión de su Orden, lo difundieron por toda Europa. Por primera vez en la historia, el Oficio Divino se unifica, y se reduce a un libro, el Breviario, que establece en todas partes una Liturgia de las Horas de modelo romano-benedictino, galicanizado y reducido.

La ventaja práctica del Breviario único, trae consigo sin embargo otros cambios más graves y decisivos. Hasta entonces el Oficio era celebrado comunitaria y solemnemente en la iglesia; pero a partir de ahora -con la colaboración de moralistas, juristas y teólogos- se abre paso la práctica de sustituir la obligación coral por la recitación privada. Lo que en un principio fue excepción, se convierte en norma. El Oficio Divino va reduciéndose al rezo de monjes y clérigos. Y si todavía el pueblo cristiano asiste al Oficio de catedrales o colegiatas, lo hace ya en silencio y sin entender el latín. Es la época en que nacen las lenguas romances, y se desarrollan más y más las devociones populares extralitúrgicas.

5. Intentos de reforma desde el siglo XVI hasta nuestros días

El Breviario, difundido por los franciscanos, pronto se va acrecentando y complicando con la introducción en la liturgia de vigilias, octavas, conmemoraciones, doblajes, etc. Todo ello, y las leyendas hagiográficas, motivan sucesivas reformas, algunas bien planteadas, pero que ya no piensan nunca en favorecer una participación de los fieles: dan por cosa cierta que el Oficio es cosa de monjes y clérigos.
La reforma realizada por el cardenal Quiñónez, volviendo el Oficio a su pureza primitiva y a su fundamento en la Biblia, distribuyendo el salterio en una semana, y eliminando las hagiografías dudosas, dio lugar a un buen libro, impreso en 1535, y adoptado por Paulo III para uso de quienes, obligados al rezo del Oficio, no pudieran acudir a coro. Fue suprimido por Paulo IV en 1558.
Por estos años el Concilio de Trento proyecta reformar el Breviario, pero hasta 1563 no se presentan los primeros esquemas, que empalman directamente con el Breviario de la Curia Romana. Corresponde a San Pío V, en 1568, promulgar en 1568, el nuevo Breviario según los decretos del Sacrosanto Concilio Tridentino. Pero se repite la historia, y de nuevo el Santoral invade más y más el ciclo del Señor, llegando a anular celebraciones del domingo, e impidiendo con frecuencia la utilización del salterio según la antigua ordenación romana.

Casi cuatro siglos después, en 1911, la comisión instituída por San Pío X asigna salmos distintos para cada día y hora, abrevia las horas, introduce nuevos cantos bíblicos en laudes, y para evitar que el Santoral altere la recitación del salterio, recurre al oficio mixto, en el que se toman los salmos de la feria, y el resto del propio o del común. Hasta el Concilio Vaticano II, no hay más reformas, salva algunas parciales, como la nueva versión latina del Salterio, 1945 realizada por el Pontificio Instituto Bíblico de Roma, bajo Pío XII. Las reformas del Oficio de estos últimos cuatro siglos, aun teniendo elementos valiosos, adolecen siempre de un planteamiento básico: no pretenden devolver al Pueblo de Dios una plegaria que es suya por naturaleza.
Corresponde al Concilio Vaticano II impulsar lo que va a ser la gran renovación de la Liturgia de las Horas. Nos limitaremos a recordar algunas fechas importantes de este proceso. 1964, creación del Consilium creado para aplicar las decisiones litúrgicas conciliares. 1967, proyecto de Liturgia de las Horas presentado al I Sínodo de los Obispos. 1969, consulta al Episcopado universal. 1971, Ordenación general de la Liturgia de las Horas, Constitución Apostólica Laudis canticum, promulgada por Pablo VI, y edición del primer volumen de las Horas. 1972, edición provisional española, y 1979, edición oficial.

El Señor mandó a sus discípulos orar siempre, y durante los primeros siglos fue el pueblo cristiano, presidido por sus pastores, el que asumió esta grandiosa misión sacerdotal. Posteriormente el Oficio Divino quedaría relegado al clero y a los monjes. Por eso puede calificarse de histórica la decisión del Concilio Vaticano II, que impulsa la elaboración de una Liturgia de las Horas, concebida como la oración del pueblo de Dios. Queda ahora el reto pastoral de que los laicos, privadamente o en comunidad, atendiendo a la orientación conciliar, santifiquen con la oración común litúrgica el comienzo y el fin del día. La indicación de la Iglesia es clara:
«La oración de la comunidad cristiana deberá consistir, ante todo, en los Laudes de la mañana y las Vísperas: foméntese su celebración pública y comunitaria, sobre todo entre aquellos que hacen vida común. Recomiéndese incluso su recitación individual a los fieles que no tienen la posibilidad de tomar parte en la celebración común» (OGLH 40; +27; SC 100).

Ficha de trabajo

1. Textos para meditar:
-Tertuliano, El sacrificio espiritual: lectura patrística del jueves de la III semana de Cuaresma.
-San Juan Crisóstomo, La oración es luz del alma: id. del viernes después de ceniza.
-San Agustín, Oración en ciertos momentos: id. del lunes de la semana XXIX del T. durante el año.

2. Textos para profundizar:
AA.VV., La celebración en la Iglesia, 3, Salamanca 1990, 311-359.

3. Para la reflexión y el diálogo:

1. ¿Estamos convencidos de que es necesario orar siempre y no desfallecer? 
2. ¿Qué podemos aprender nosotros, a la distancia de tantos siglos, acerca de la interpretación de las horas de oración por los Santos Padres? 
3. ¿Qué huella nos parece más marcada en nuestra celebración actual de la Liturgia de las Horas: la huella eclesial representada por el Oficio catedral, o la huella monástica? Qué encontramos de positivo en cada una? 
4. ¿Consideramos un acierto o un retroceso la «privatización» del Oficio Divino?
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