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viernes, 26 de julio de 2013

DE INMORTALITATE ANIMAE - LÍBER UNUS para San Agustín


DE INMORTALITATE ANIMA -

EL LÍBER UNUS

para San Agustín 
INTRODUCCIÓN 

I. La lectura de los Platónicos

Fue para San Agustín la introducción a un mundo nuevo. .Dos puntos especiales reclamaban su interés: 1) La teoría dela pirámide (jerarquía gradual y dinámica de los entes); 
2) Separación de los dos ámbitos del Universo, el inteligible y elsensible (eterno y temporal). Al convertirse al cristianismo,pensó que debía armonizar ambos mundos, el platonismo y elcristianismo. La empresa era en sí misma imposible, pero paraAgustín era posible gracias a una previa interpretación cristianadel platonismo. El Sumo Bien de Platón, cúspide de la pirámide,era convertido en el Dios personal, creador y libre delos cristianos: de ese modo, el principium coniunctum, la emanación, se convertía en creación. Al mismo tiempo, el Mundointeligible (topos noetós o nous) se convertirá en el Verbodel cuarto Evangelio, que es Virtus eí Sapientia Dei, esto es,principio formal y ejecutivo de la Creación. Así, ya no habíainconveniente en transformar la trascendencia cuantitativa delos platónicos y la trascendencia cualitativa de los cristianos.La consecuencia es obvia: todas las «criaturas» participan directao indirectamente de la creación divina. El alma humanano es una excepción: participa directamente de Dios, puestoque de El recibe directamente el ser, la vida y la inteligencia.Ésa iluminación cristiana impulsaba a Agustín a lograr una«demostración» de la inmortalidad del alma, que los filósofosno lograban aclarar.No pretendía Agustín construir un platonismo cristiano oun cristianismo platónico, ya que su intención explícita erahallar entre los platónicos quod sacris nos tris non repugne t \
Pero creaba un equívoco general; al apoyarse en la creación,misterio de fe, no puede llegar a una «demostración» racional
o forzosa. La inmortalidad del alma podrá ser una creencia,un postulado, pero nadie podrá demostrar que el alma es inmortalo que no lo es si falta el principium coniunctum, puestoque la creación es un misterio. Ni aun con la emanación selograba la demostración, ya que la emanación es también unacreencia, no una demostración científica. El aceptar la eternidadde la vida con la fórmula «en la naturaleza nada se crea La inmortalidad del alma
y nada se destruye» es una suposición y nada más. Por eso lapostura de Agustín es doblemente audaz: por ser cristiano ypor ser filósofo.La fórmula cristiana dice Deum et animam; la platónicapodría decir: Veritatem et animum. Al identificarlas, Agustín
se coloca en un conflicto o equívoco. Por eso, mientras el elementocristiano es mínimo en este opúsculo, el espíritu es totalmentecristiano. Ese conflicto afecta al término animus,
que puede ser simplemente vida, pero también inteligencia, razón,sujeto pensante, mente, etc., y hasta «persona». Agustínaumenta la dificultad al entender el alma como espíritu, como«ausencia de materia», y eso excedía al platonismo: Platóndemostraba la inmortalidad del alma, alegando que en cuanto
vida no puede admitir a su contrario, que es la muerte. En
realidad, no superaba el naturalismo, sino que simplementenegaba el fenómeno de la muerte, como realidad que cortala corriente natural, que los orientales suponían en la doctrinade la transmigración o metempsícosis. Por lo que Platón reclamabala «preexistencia» como simple exigencia para su anamnesiso «evocación». En cambio, Agustín tiene que combatirtodo naturalismo, y aunque admitiera la preexistencia, sería untipo de preexistencia «creada». La «noética» ya no será paraél una prueba, puesto que tampoco es una evocación, o parádosisneoplatónica, sino una auténtica y nueva generación enel animus: sólo tiene sentido por la necesidad de una experienciaque comienza por la intentio y la cogitatio: ex subiecto
et obiecto paritur notítía, definirá Agustín. Quizá sea éste el
motivo secreto por el que Agustín se acerca a Aristóteles, buscandosu concepto de la experiencia, aunque interpretándoloplatónicamente. Un entendimiento agente podría equivaler aun Maestro Interior.
El opúsculo fue escrito en Milán el año 387, poco antesde que Agustín recibiera el bautismo. Era un esbozo o apuntepara el tercer libro de los Soliloquios, que estaban inacabadosy así quedaron. Fue publicado contra la voluntad de Agustín,el cual, más tarde, enjuició el librito con cierto desdén, quizápor el equívoco que hemos mencionado .
Se lamentaba Agustín sobre todo de la «oscuridad» del libro,y esa opinión ha perdurado siempre. Gentili estima que,si colocamos el opúsculo en su contexto evolutivo, entre Los
Soliloquios y el De Quantitate animae, se vuelve transparente.
Sin embargo, él consigue esa transparencia, convirtiendosu traducción en interpretación, lo cual lleva ciertos inconvenientes.Por ello deberemos pensar en un término medio: elopúsculo es difícil de entender y de traducir debido a sus «indeterminaciones» y a su carácter de «escorzo» sintético; peroes comprensible en el contexto de sus fuentes y de la evoluciónde Agustín, y es además muy interesante para nosotros y para entender a Agustín. En efecto, entendemos su audacia, supretensión ambiciosa y apostólica al tratar de «entender»; estoes, de demostrar algo que no estaba claro  y él quería desvelar.
Al enfrentarse con sus fuentes, no se enfrentaba con ficcionesinverosímiles, sino con objeciones históricas, discutidas
en las escuelas. 


II. Las fuentes

Agustín no leía el griego corrientemente. Fueron pocos loslibros griegos que leyó, en traducciones sospechosas. Su información hay que buscarla sobre todo en Cicerón, y también enVarrón, Séneca, en los manuales de retórica, en el Timeo traducidopor Cicerón y en los platónicos traducidos por MarioVictorino. Por lo cual, el problema es concreto. Platón y Aristóteleshubieran rechazado a Agustín de plano por el sentidoque daba a sus fórmulas. Y lo mismo hubieran hecho los autoresclásicos latinos. Los conceptos de alma e inmortalidad eranmuy diferentes. El problema del telos, como sentido de la
existencia humana, se convertía en un «problema de la salvación», que daba a la «muerte» un sentido existencial y dramático,y diferenciaba todos los problemas ulteriores.
Supuesto que la fuente casi total es Cicerón, aunque conmuchas influencias platónicas, aristotélicas y plotinianas, distinguiremos:1) Una postura fundamentalmente estoica, críticay agnóstica, una filosofía de edificación y consolación, que provenía de los Académicos; 

2) Una información histórica bastantedetallada: Pitágoras, Platón, Aristóteles, Xenócrates, Ferácides,Dicearco, Aristoxeno, Demócrito, Teofrasto, Panecio,Alejandro de Afrodisia, Crantor, Arcesilao, Carnéades, Lacydes,Zenón, Oleantes, Crisipo, Antípater, Clitómaco, Filón, Antíoco,Posidonio y otros varios filósofos desfilan exponiendo susopiniones. Hay que añadir la influencia de los platónicos y sospecharalguna fuente inmediata del esbozo de Agustín.
La inspiración generalmente ciceroniana de Agustín estáfuera de duda ; estamos en el «fondo general del clasicismo»,
que es el emanatismo pan teísta: el Universo necesita un principiodirectivo y conservador, una «mente» ", y así los estoicosse acercan al «zoocosmos platónico» . Se insiste, pues, en
el concepto de «unidad», y por eso mismo nunca se puedeprescindir de Plotino y de sus exigencias de «Unidad» radical.Esto mismo reclama un alma del mundo, planteando a Agustínuna problemática angustiosa, que tratará de estudiar en elDe Quantitate anitnae. Poco a poco, esa problemática se fue
profundizando y dilatando y al mismo tiempo convirtiéndoseen un tema de parénesis, como se ve en la alegoría agustinianadel hombre que cayó en un pozo. El tema científico nuncapudo ponerse en claro. Por eso mismo, como vemos en esteopúsculo y en el De Quantitate animae, intenta estudiar porpartes el problema del alma , y aun así nos quedamos siempre
en una indeterminación. De todos modos, en esa indeterminaciónhay que colocar el problema de la inmortalidad del alma.La pieza clave de la demostración es la «herencia» natural,esto es, la memoria. Cicerón pretende que el amor al placery la fuga del dolor con que el alma se conserva a sí mismaes ya una memoria, una ley natural o herencia; así, le resultanormal ligar con el argumento socrático del Menóti. Durante
un corto tiempo Agustín vaciló sobre la existencia de un«Alma del mundo»: hallaba dificultad en decir «Forma delmundo», ya que en latín el término «forma» significaba «figura», como se ve en Cicerón; aunque era fácil aceptar lacontraposición materia-forma , parecía también mejor traducir
forma por vis, energía .
Suponiendo que el alma está ligada a la «naturaleza», Agustínhallaba suficiente información en las Tusculanasu, y así
podía soñar un principium coniunctum . Pero había que pensar
en almas encamadas, y eso creaba nuevas dificultades .
Era inútil atenerse a los contrarios vida-muerte, como incompatibles,ya que el verdadero problema es que el animus indica a la persona y el nosce teipsum! significa gnosce animum
tuum!  El animus es el Yo, el sujeto vivo y el sujeto pensante
al mismo tiempo, pero con la connotación de personaen sentido cristiano. Era necesario afrontar el misterio de larelación de lo eterno con lo temporal, de las ideas divinascon las noticias humanas. El recurso de la herencia o inerciacósmica tenía que confrontarse con la noética, con la anamnesisplatónica, en alguna de sus posibles formas. Cicerón poníaempeño en identificar las ennoiai de los estoicos con lasideai de los platónicos, ya que estimaba que de ese modo
se establecía una dependencia real del alma humana frente ala Verdad eterna. Siguiendo a Platón, se establecía que lo
temporal, el devenir, cobra origen y sentido desde lo eterno,desde las ideas. Tal convicción es un patrimonio de la humanidad
que encontramos ya en los tiempos míticos: siemprese creyó que el hombre es portador de un quid divinum, yque ese principio, que de algún modo nos liga a la trascendencia,es el que da valor y sentido a la existencia humana.
No es, pues, extraño que siempre se haya insistido en la pretensiónde demostrar la inmortalidad del alma, como la existenciade Dios y otras creencias semejantes. El dualismo
cuerpo-alma es inevitable, y quien lo niega lo afirma al mismotiempo, pues habla de dos principios y no de uno solo. Peroya Platón había puesto de relieve que el concepto de principiolleva consigo la autonomía, como se ve en el Fedro. Tal energíaautónoma se mueve a sí misma y mueve a lo que va ligadoa ello: o es physis, o emana espontánea y forzosamente de laphysis. Es, pues, una eternidad a parte ante. ¿No es eso una
tentación para demostrar su eternidad a parte post? Parece,así, que en realidad solemos plantear mal el problemade la inmortalidad del alma,  ya que lo que deberíamos demostrares que el alma muera, o que la muerte, como puro fenómeno,pueda «aniquilar» algo, ya que en la naturaleza nada se creani se destruye en términos científicos, sino que solamente todose modifica. Y ésa era la tesis tradicional de generatione et
corruptione. De ahí que los pensadores, como Cicerón y Agustín,
traten sobre todo de replicar a las objeciones históricas.
Nadie quería renunciar a las intuiciones espiritualistas que podíanleerse en Platón y Plotino. 


III. El antinaturalismo de Agustín

El espíritu y postura cristianos obligaban a Agustín a adoptaruna postura antinaturalista, rechazando todo principium
coniunctum, fuera del misterio creador, y proclamando la libertad
y la temporalidad con mayor profundidad de la que élmismo era consciente, ya que se colocaba en una postura radicaly conflictiva para el porvenir. No se trataba sólo de rechazarlos naturalismos históricos, sino la idea misma de naturalismo.No era difícil combatir a los estoicos y epicúreoscomo naturalistas. Más difícil era ver en Platón y Aristótelesun naturalismo, nunca superado ni superable. Agustín, pues,se ve obligado a atribuir a Platón una trascendencia auténticamentecualitativa y lo acerca a Aristóteles, a pesar de combatirel naturalismo peripatético, como vemos en este opúsculo.Lo que le interesa en Aristóteles es el entendimiento agente,como iluminación primera o maestro interior.Para Agustín, la Naturaleza (Physis) es una palabra sin sentido,pues no es otra cosa que lo que Dios creó, el mundocreado, la Creación. Por lo mismo, se utiliza el término natura,
en formas ambiguas, para designar las formas, o especies, oesencias, o entes, que Dios creó. Y la vis naturae no es otracosa que la voluntad divina, la Ley eterna es la Ley divina.Desde estos supuestos hay que ver las soluciones y planteamientosde Agustín. Para él, decir que el alma es un cuerpoes algo incomprensible, fuera de su relación con el devenir,con el tiempo, con la realidad concreta; el alma es un cuerpopodría significar «el alma es un ente sometido al devenir, esdecir, al tiempo y al espacio». Agustín comienza por la refutaciónde Estratón de Lampsaco, pero éste, en su naturalismo,afirma que lo que no es un cuerpo no es nada, es decir, noes nada concreto.En ese sentido va también la refutación de estoicos y epicúreos.La refutación de Aristóteles tenía que sermás aguda, no sólo por la relación con Plotino, sino tambiénpor los supuestos dados y por la tradición peripatética. Encuanto a los supuestos, era difícil separar a Aristóteles de Platónsi se había comenzado por acercarles hasta la identificación,mediante una interpretación platónica del Estagirita. Y encuanto a la tradición, lo más fácil era refutar a Aristoxeno yDicearco, que mantenían una postura clara. Y puesto que Alejandrode Afrodisia interpretaba a Aristóteles según el naturalismopresocrático, aunque mezclado con otras influencias,había que combatirle también, ya que, según él, el alma dependedel cuerpo: es temperatio o armonía del mismo, equilibrioo salud, condenados a perecer con el cuerpo, e incapazde ser sujeto de una «objetividad interior». Mientras Aristótelesdistinguía dos entendimientos, Alejandro distinguía tres;pero, como hemos visto, a Agustín sólo le interesabael entendimiento agente, la fuente de la iluminación.Todo lo demás es naturaleza, tiempo y espacio.  


BIBLIOGRAFÍA

Texto: Ed. Migne: PL 32,1021-1054. 

Traducciones

Francesa: Traducción anónima, revisada y corregida por M. RAULX
(Bac-le-Duc 1864) t.3 p.157-168.BA 5,170, ed. DE LABRIOLLE (1948).Ed. P. DE LABRIOLLE (E. Gilson, París 1955).

Italiana: Opere di S. Agostino, Dialoghi, I (Roma 1970), trad. D. GENTILI.
Inglesa: Ed. E. TOURSCHER (Filadelfia 1937).
Polaca: SAPF, 2.a ed., Marian Tomas Tzewski 1953.
Española: Trad. J. BEZIC, pref. O. N. DERISI (Buenos Aires 1954).
Alemana: Texto de H. FUCHS, trad. pref. ann. H. P. MÜLLER (Zurich 1954). 


Estudios

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p.215-221.

BARBOSA PINTO, J., St. Agostinho e a Imortalidade de Alma. Originalidade da sua prova: «Rev. portug. de Filos.» 11 (1955) p.154-165.
BLÁZQUEZ, N., La idea de sustancia en S. Agustín (Madrid 1968).

DORRIE, H., Porphyrios «symmikta Zetemata» (Munich 1959) p.l53ss.
FORTÍN, E., St. Augustin et la doctrine néoplat. del'dme: AM III (1955)p.371-380.
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SCHNEIDER, R., Das Wandelbare Sein. Die Hauptthemen der OntologieAugustins (Francfort a. M. 1938).
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VERBEKE, G., Spiritualité et immortalité de l'&me chez St. Augustin: AM I (1954) p.329-334.

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TESTIMONIO DEL MISMO AGUSTÍN

EN EL LIBRO DE LAS «REVISIONES» I, 5
LA INMORTALIDAD DEL ALMA(Libro único) 

1. Después de los libros de Los Soliloquios, ya vueltodel campo a Milán, escribí un libro sobre La inmortalidad del
alma, que quise me sirviera de recordatorio para dar fin a
Los Soliloquios, que habían quedado incompletos. No sé cómo,
y contra mi voluntad, cayó en manos de alguno, y viene nombradoentre mis opúsculos. En primer lugar, es un libro oscuropor la complicación y la brevedad de los raciocinios, quecuando lo leo me llega a fatigar la atención y apenas lo entiendoyo mismo.

2. Pensando sólo en los ánimos de los hombres, he dichoen alguna argumentación del libro: No puede darse la disciplina
en un sujeto que nada aprende. Y en otro lugar: Todo
lo que abarca la ciencia pertenece a alguna disciplina (cap.l
n . l ) , sin que me haya venido a las mientes que Dios no aprendelas disciplinas, y, sin embargo, tiene la ciencia de todas lascosas, en la cual está también la presciencia de las cosas futuras.También lo que dije que No se da la vida racional sino en un alma (cap.4 n.5) porque Dios no tiene una vida sin la razón, estando en El la vida suma y la razón suma. Y un pocoantes: Lo que entendemos es siempre inmutable (cap.l n.l),cuando entendemos también el ánimo que ciertamente no essiempre inmutable. En cambio, lo que he dicho: Que por eso mismo el ánimo no puede ser separado de la razón eterna,porque no está unido a ella especialmente (cap.6 n . l l ) no lohabría dicho si entonces hubiese estado más instruido en las Sagradas Letras para recordar lo que está escrito: Vuestros pecados os separan entre vosotros y Dios (Is 59,2). De donde
se entiende que puede llamarse también separación la de aquellascosas que no están unidas espacialmente, sino incorpóreamente.

3. ¿Qué es lo que quise decir con El alma, si carece de
cuerpo, no está en este mundo (cap.13 n.22)? No he podido
recordarlo. ¿Tal vez que las almas de los muertos no carecende cuerpo, o que no están en este mundo? Como si los infiernosno estuviesen en este mundo. Y puesto que el carecerde cuerpo lo doy por bueno, quizás he llamado cuerpo a lasdesgracias corpóreas. Y si es así, he utilizado la palabra condemasiado descaro. Igualmente temerario es aquello: El Ser
Supremo da la forma al cuerpo por medio del alma, y por esaforma el cuerpo es lo que es. Por ende, el cuerpo subsiste porel alma: en cuanto es animado, ya umversalmente como élmundo, ya particularmente como los animales dentro del mundo(cap.15 n.24). 
Todo esto es completamente temerario. 
El libro comienza así: Si alicubi est disciplina.

El Texto completo:
http://www.mediafire.com/?n7p9hmhh5jqvevq

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